La imagen corporativa está llena de decisiones, en la vida de todo negocio existe un momento en el que es necesario preguntarse si se persiste en la cotidianidad o si se plantea un ajuste, si alcanzará con una actualización sutil de Restyling o será necesario apostar por un profundo Rebranding que modernice toda la identidad corporativa.
Dada la revolución tecnológica, la transformación digital y las nuevas reglas del management online, muchas veces es necesario considerar cambiar la imagen de tu negocio, los motivos para modificar la imagen corporativa deben ser precisos, necesarios y justificados, nunca infundados sobre su alcance milagroso.
Una determinación equivoca en términos de innovación puede resultar hasta irremediable, por lo que el debate debe iniciarse en la profundidad del reto; es decir, si se apostará por una estrategia de Rebranding basada en el cambio de la marca y su denominación con el fin de mantener o conservar su posicionamiento en el mercado, o si por el contrario bastará con un Restyling que la actualice haciéndola más moderna y congruente con la nueva circunstancia o exigencia del mercado.
Crear una imagen corporativa es crear una idea, un significado, un efecto; los proyectos de negocio nacen, evolucionan, se transforman y en determinadas ocasiones es necesario entender que la imagen gráfica y la identidad que lo acompaña deben prosperar al mismo tiempo.
Un logotipo corresponde con un signo gráfico que identifica a un producto, una empresa o a un organismo. Entre otras funciones, es fundamental para diferenciarse de la competencia y otorgar personalidad y valores a una marca. Un logotipo adecuado es lo que hace que una empresa esté viva.
Al renovar nuestra imagen, el público percibe nuestro esfuerzo por evolucionar y ofrecer una imagen dinámica. Piensa en tus objetivos, en tu valor añadido, en tu filosofía de empresa, en tu forma de hacer las cosas, en tu forma de trabajar, si tu imagen corporativa no refleja todo esto a ojos de tus usuarios/clientes, entonces necesitas renovarte.